martes, 16 de diciembre de 2014

Lo no dicho

Hambre de palabras, hambre de metáforas, de información. Hambre que come hambre, Que se retroalimenta Hambre que muere de hambre Que no siente Que no existe Hambre muerto de dolor De injusticia Hambre que de tanto hambre se autofagocita Hambre caníbal Hambre que come palabras Palabras que alimentan lo que no se ve Palabras que no se pronuncian nunca Palabras que solo existen en la dimensión del hambre Que alimentan una masa amorfa y desarticulada de si Palabras que no tienen cuerpo Palabras de otros.

Buenos Aires Furia y Efecto o el universo a punto de estallar II

Nuevamente las palabras que se amontonan, terminales nerviosas conectando puentes a miles de años luz de distancia. La belleza y la virtud como una bomba molotov a punto de estallar en tu interior. A la distancia todo resulta amplificadamente absurdo y hacia adentro observas los restos de un animal que se retuerce. Atrás queda la ciudad y ese mar de espejos que es Buenos Aires, recuerdos de un tren bala a toda velocidad. El azar y las apuestas, el absurdo y la belleza de la vida que es tempestad. En la noche eterna el empedrado absorbe las luces de buenos aires, adoquines como caleidoscopios del bullicio y la multitud. Las horas pasan, mientras se dibuja tu propio devenir. Ser el viaje al que la vida te arroja, tomarte el tren del azar en donde la pluma de la casualidad escribe a los afortunados y malditos. El tren frena y la inercia te arroja a 350 km por hora. Buenos Aires infernal. Buenos Aires furia y efecto. Las alas de la mariposa y la confusión que todo lo destruye. El fuego como elemento del cambio, somos capa sobre capa, polvo de vanidades e intereses. Esporas metamórficas al borde de la entropía que nos amenaza. Construimos a la inversa, manipulados por la esperanza o la pasión. La belleza de lo absurdo que es nuestra vida en plena tempestad. El amor como experiencia que se aleja como la arena arrojada por el viento del devenir. Fuimos, nunca volveremos a ser. El cielo es amarillo limón, celeste, púrpura y ya no existe. Vos me escribís, yo te canto y la memoria lucha contra el viento. Sin mapas, ni avisos, no hay manera de saber qué hay del otro lado. Podemos levantarnos cada mañana y ver qué sucede, querer ver qué pasa con eso. Y tomar y soltar y entender que la vida es eso, una ruta para viajar, un regalo momentáneo. Y hacer de nuestra experiencia lo que nosotros queramos que sea. Con intensidad y alegría, aprendiendo a defenderla.

El universo a punto de estallar

Se arremolinan las palabras, que estallan contra muros invisibles. Son muros de hambre, de un hambre insondable. Siento que las palabras me sacan el hambre, entonces me las como. Me adueñe de las metáforas y las metabolice, en realidad me las comí, ya te dije. Y las hice carne y cuero, las hice cuerpo y vida. ¿Dónde están las metáforas? Me las comí.