martes, 7 de agosto de 2007

Hambre

Ella se levanta por la mañana,
los rayos de particulas se cuelan por los huecos de la persiana,
la luz le hace picar la nariz.
Un pie y luego el otro,
tiritan sus piernas flacas por el frio de la mañana reinante.

Su largo pelo negro, caprichoso,
se niega a despegarse de sus ojos chinos y su boca de noche,
pero ya con todos sus huesesillos alineados,
se libera de su tibio acolchado blanco
y se dispone a salir.
Ella recibe al frio con una sonrisa
y es que en verdad es tan fría la mañana...

Una particula voladora aterriza sobre su hombro izquierdo
y recuerda...
mañanas donde ella era un moribundo sol,
una estrella muerta,
atrapada bajo millares de acolchados pesados, calientes, vampiricos...
la ahogaban, succionando toda su tibieza
hasta dejarla helada, vacia.

Un pie luego el otro...
la no-luz la estaba volviendo loca,
su cuerpo desnudo y desgarrado
se tambaleaba en la oscuridad,
ningun rayo la saludaba.
Ella tenia hambre de luz, de amor,
hambre de sueños, de deseos,
de posibilidades, de libertad.

Tenia mucho hambre y sabia que estaba siendo devorada viva
lo supo desde un principio, y se entregó...
Era el mismo hambre lo que la motivaba,
lo que la consumia.
Asi su energia la abandonaba y su calor se disipaba,
pero ella no cerraba su palma...

Ya los parásitos eran dueños de su cuerpo y su mente.
Alienada en la oscura mañana.
Un pie y luego el otro...
pero el agotamiento y el hambre feroz la habian vencido
ya no poseia fuerzas y nada tenia para dar.

Una de esas mañana hizo frio, un frio inverosimil...
tanto frio que nevó en la ciudad y tambien en su corazón,
y todo quedó cubierto por un manto blanco de escarcha.
Los cristales helados lavaron sus ojos y su pensamiento
y la luz blanquecina se coló por sus pupilas.

Ella se alegró por el signo y percibió el despertar del invierno,
crudo y verdadero, pero aún tibio en su corazón.
Y ya no sintió hambre de necesidad.